sábado, 27 de noviembre de 2010

Tan sólo un momento en la noche

Apenas entró lo vi. Me resultaba su figura tan familiar como desconocida su personalidad. Él no me vió.
Echa una ojeada a su alrededor. "Este pub está muy lleno", parecía comentar. Un ademán de irse. "No te vayas" dije para mí misma. Como llevado por un resorte, volvió a echar una ojeada al bar. Finalmente me vió. Se me aceleró el pulso y un ligero temblor sacudió mi mano. Le di un trago a mi copa, desviando la mirada. "Bien por mí", he logrado parecer serena, aunque fue sólo eso, "parecer", porque el vuelco que me había dado el corazón en el momento en que entró por la puerta no era precisamente de estar serena.
Un comentario con su amigo seguido de una mirada de reojo, que parecía querer ser discreta, aunque resultó todo lo contrario. Una mirada muy intensa, como siempre. Conocía esa mirada, la veía a diario y, sin embargo, no conocía a la persona que se esconde detrás de ella. Quiero conocerle. Tengo que buscar cualquier excusa para conocerle.
"No te vayas por favor", pensé mientras fingía no haberle reconocido o, al menos, no darle importancia a su presencia. Unos comentarios con sus amigos. Finalmente se van, y yo me quedo otra vez pensando en un completo desconocido, en "ese" completo desconocido...
...quiero que dejes de ser un desconocido para mí y así poder dejar de imaginar tu nombre.

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