sábado, 7 de agosto de 2010

La banda sonora de mi vida


Y es cierto, que las canciones (y el silencio) acompañan.
Parecen que eligen el momento justo en el que nuestras emociones están a flor de piel para hacerse oír, haciendo nada más que intensificar lo que sentimos, ya sea porque nosotros deseamos escucharla o porque se impone de alguna forma cuando alguien cercano o no a nosotros pulsa un simple botón de una caja que ha sido capaz de albergar la música que unas manos o una voz mágica produjeron algún día.
Porque el amor, el dolor, la nostalgia, son todos sentimientos universales y hay personas que con sus canciones nos hacen partícipes de lo que sintieron al componerla, al mismo tiempo que nosotros tomamos esa canción como algo propio, asociándolas a recuerdos del tipo que sean: felices, graciosos, dolorosos, en soledad o en compañía.
No obstante, en ocasiones no hay nada más mágico que un silencio, nuestro silencio, que aunque puedan cantar los pájaros, rugir el viento o atormentar los ruidos de los coches, sólo somos capaces de escuchar el ruido de nuestra respiración, el latido de los corazones o el roce de los cuerpos.
De esta forma, las canciones y los silencios eligen el momento justo para instalarse, formando la banda sonora de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger